Quise saber lo que sentías, lo que pensabas. Conocer tus secretos más íntimos, los más duros, mirar a través de tus pestañas y ver el mundo tal y como tú lo ves. Verme a mí a través de ti.
Contemplé tus ojos, anonadada, maravillada por el brillo que estos desprendían. Y quise poder detener el tiempo en ese justo momento, en ese preciso instante en el que el color verde penetraba en mi pupila, en un espacio tan íntimo, tan minúsculo, o tan inmenso como el mundo que nos rodeaba.
No necesité besarte, acariciarte, abrazarte o sentirte para saber que me necesitabas. Lo vi, y entonces deseé que mis ojos te transmitieran todo aquello que deseaba que supieras, que vieras el brillo de los míos, el verde más verde cuando estás tú, la eternidad en mis palabras mudas. Verte a través de mi mundo. Verte, vernos.
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