AEEPDLM

Existe un lugar distinto a cualquier otro, un país de maravillas, de misterios y de peligros. Dicen que para sobrevivir en él hay que estar tan loco como un sombrerero. Por suerte... Yo lo estoy.

viernes, 31 de diciembre de 2010

365




Hoy, último día. 365 historias diferentes, 365 sueños, 365 emociones. Tú, en cada uno de ellos. Impenetrable, nunca desapareces.

Miles de caminos diferentes que siempre me han llevado a ti. Minutos sin fin en los que intenté caer en el olvido... Imposible. Nunca desapareces.

Dime, pues, ¿qué debo hacer ahora? Dices que este año será mejor, lo sabes. Pero, ¿qué hay de mí? Olvidarte ha estado siempre en mis espectativas fallidas, en mi lista de nuevos propósitos, en mi vida alejada de lo que fui a tu lado. Pero, una vez más, la agonía de saberte dentro de mí tan profundamente me hunde. Lágrimas en soledad, tú, la eterna espina clavada en mí.
Nunca desapareces.

Dejemos, entonces, el constante intento de olvidarte. Puede que sea verdad y que en estas 365 nuevas oportunidades haya una para mí. Para nosotros... Si es que existe ese nosotros.

Así que olvidaré, dejaré todo lo que sufrí atrás y empezará la nueva era, contigo o sin ti. No importa, sencillamente sentiré lo que tenga que sentir y haré lo que tenga que hacer.


Te quiero, aunque nunca desaparezcas.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ahora que no estás.

Noticias, noticias que nos llegan y nos cambian la vida en un solo instante.
Soledad indecente. Cúmulo de sensaciones. Tú, el cielo.
Todo es extraño, desconocido.
Me veo en todas partes pero no pertenezco a ninguna.

El tiempo pasa orgulloso de sus hazañas, sin conciencia. Sin saberla.
Y yo sigo llorando, añorando unos brazos que no retornan nunca.
Allí donde brillan las estrellas, allí donde la visión se nos escapa. Ella, el cielo.


[En memoria de mi abuela, a la que siempre querré, y de la que aprendí demasiado para poder olvidar.]

miércoles, 8 de diciembre de 2010

















Hoy he tirado la casa por la ventana y he sido tal y como soy.
, a veces las cosas salen bien.
















¿Por qué una de tus sonrisas basta para quitarme el sueño?
Te odio, odio lo que me haces sentir. Sobretodo porque el miedo a que de verdad sea real es mayor.
No quiero quererte. Sin embargo, lo hago.

martes, 7 de diciembre de 2010



Maybe I know, somewhere
Deep in my soul
That love never lasts
And we've got to find other ways
To make it alone
Keep a straight face

You are the only exception.

And I've always lived like this
Keeping a comfortable, distance
And up until now
I had sworn to myself that I'm
Content with loneliness

You are the only exception.

Because none of it was ever worth the risk.

Añadir vídeo















Es sincero el dolor del que llora en secreto.



domingo, 5 de diciembre de 2010

Pequeña parte del mundo.


Bueno, esto es algo que escribí hace un tiempo para una amiga, Lorena ♥


Pequeña parte del mundo.

Lorena miró al cielo, justo en el momento en que empezaban a caer las primeras motitas de nieve. Sonrió, maravillada, alargó los brazos a ambos lados y empezó a girar sobre sí misma, sintiendo cómo la nieve mojaba su cara. El invierno ya estaba aquí, helado, deslumbrante, frío, maravillosamente perfecto. Y eso le encantaba, se apoderaba de ella una sensación de felicidad inmensa, tan grande como cuando llegaba la primavera, el invierno, o incluso el otoño. Lorena era feliz, y todos lo sabían.

14 de Febrero, invierno, nieve, felicidad y un Sol resplandeciente. Lore corriendo por las calles vacías de la ciudad, que poco a poco se llenaban de personas y que, al igual que ella, disfrutaban de aquel regalo invernal. Los vecinos la miraban, sonrientes, acostumbrados a verla reír sin parar y sin importarle todo lo demás.

Ella corría, sonreía, reía, y corría más. Todavía más. Sabía a dónde se dirigía. Quería llegar allí cuanto antes, al mismo tiempo que la nieve, deseaba ser su regalo invernal.

A lo lejos, su pequeña casita roja, acojedoramente familiar empezaba a saborear la nieve, aportando felicidad al paisaje, aportando felicidad al ambiente, a ella. Su pelo estaba ya mojado y sus manos entumecidas. Le encantaba. Saltó hacia la puerta y la golpeó impacientemente con los nudillos. Tenía la nariz helada.

Alguien se acercó a la puerta. Él, perfectamente despeinado y adormilado, con una maravillosa sonrisa enamorada en la cara al verla y esa barba de tres días que tantísimo le gustaba a ella. Sus ojos verdes resplandecieron al contemplar el exterior. Se apresuró a abrir la puerta y miró maravillado a su alrededor. La nieve espolvoreaba las calles de blanco como en un sueño, y ella estaba plantada en mitad de él, tan preciosa como siempre, tal y como la amaba.

- Feliz San Valentín- Dijo con la voz agitada y la mejor de sus sonrisas emocionadas en la cara- El mundo no estaba a la venta, espero que te conformes con una pequeña parte del él.

Él sonrió, extasiado, se abalanzó sobre ella y la atrapó entre sus brazos, inundándola de besos. Nunca había amado tanto a alguien, y Lorena nunca sería alguien, siempre lo sería todo.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Atrapada en la nada

Nunca. Palabras mayores.

¿Cómo hacer la promesa de no cometer nunca un error? ¿Cómo darle la espalda a la tentación, al fallo, a la posibilidad de aprender de tu error?

Cabe la posibilidad de que ocurra lo menos esperado.

¿Y qué si quiero creer en ello? No puedo imaginar un mundo en el que no estés. Pero sé que la promesa de no separarnos nunca no es real, la veo día a día en cómo actúas. Y que no podrás mantenerla. Y que tendré que aceptar que después de todo este tiempo esto acabe.

Mientras tanto, seguiré derramando lágrimas en soledad, mirándote a escondidas, soñando en aquel futuro eterno que desde luego no es real.

This is critical, yeah…

So stuck on you.

lunes, 4 de octubre de 2010

Quiero ser mejor que todo esto. Quiero sonreír como hago ahora, pero esta vez que dure siempre. Quiero sentirme así día a día, deseando que cada uno de ellos no acabe nunca. Sí, quiero volver a ser la chica.

Gracias a ti, , a ti, he vuelto a ser lo que soy ahora. Gracias. Porque nunca olvidaré esto, y no quiero hacerlo.

Sé que probablemente, como ya es habitual en mi vida, acabe decepcionada contigo y vuelva a pasarlo mal, pero no importa. Mientras este pequeño período de éxtasis contigo dure, lo disfrutaré hasta que no pueda más.

Porque soy así. Me gusta disfrutar de mis errores y vivir de las experiencias.

Me gusta ser yo.

Quién sabe... Puede que incluso llegues a ser un regalo en vez de un error.

sábado, 2 de octubre de 2010

sábado, 10 de abril de 2010

#4

Si, en algún momento todos nos sentimos así. Decaídos, ensimismados, ausentes... Solos. Todos sentimos la necesidad de crear una burbuja perfecta de felicidad donde sentirnos protegidos, donde nadie pueda hacernos más daño, sí, donde no quepa el dolor, ni la insuficiencia, ni la soledad. Pero todo acaba cuando aparece alguien y explota la burbuja, haciéndote caer de nuevo en la inmensidad de tus miedos. La soledad es el sentimiento más frágil y agonioso jamás sentido, un puñal clavado en el pecho en todo momento. Sabes que te falta algo, quizá apoyo, quizá un abrazo, quizá una simple y sencilla muestra de afecto que te haga sentir que de verdad tienes lugar en este mundo. Pero nadie parece darse cuenta de cómo te sientes. Quizá el encerrarte en tu habitación y no salir más que para satisfacer tus necesidades vitales es una simple manifestación de tu sufrimiento. Te sientes solo y, por tanto, necesitas estarlo. Y después la gente que te rodea no tiene más absurda explicación que "Debe de estar madurando". No, no estoy madurando. O tal vez sí, pero madurando o no necesito tu apoyo igualmente, ¿entiendes?. Porque se supone que para eso estás aquí, conmigo. Se supone que me quieres y que debes demostrarlo. Pero no lo haces, que va. No entiendes nada, ¿verdad?. Necesitas un maldito manual para saber cómo quererme. Pues, o no es el manual correcto o, no sabes usarlo. El estar encerrada en mi habitación y vestirme de negro no es que me haya vuelto "satánica", como tú dices, ¿sabes?. Simplemente me gusta el negro y paso las horas encerrada en mi habitación para no tener que poner otra sonrisa falsa de tu agrado. Sí, daría lo que fuera por que volvieras a ser la persona que eras antes. La persona perfecta, agradable y afectuosa de antes. La que demostraba que me quería. A la que se lo contaba todo. La que iba a ver mis representaciones escolares y sabía cuáles eran mis aficiones. ¿Sabes que me gusta escribir? Y, ¿sabes acaso que adoro leer, o que me vuelve loca el baile? Sí, el baile. He hecho montones de representaciones delante de cientos de personas en un escenario y tú no has estado en ninguna de ellas. Porque no me conoces. Y no me veo capaz de querer como quería antes a una persona que no me reconoce, como tampoco lo que soy. Porque sí, te quiero, ¿cómo no iba a quererte, joder? Has estado siempre en mi vida y es algo natural. Pero tus "Te quiero" ya no me suenan convincentes, y mis "Y yo a ti" todavía menos.

sábado, 3 de abril de 2010

#3

¿Y por qué ahora? No lo sé. Pero te echo de menos.
Después de todo, después de hacerme tanto daño y después de tantos años a tu lado no puedo olvidar lo que pasó y tampoco puedo hacer que me seas indiferente. Porque en el fondo, te quiero. Te quiero muchísimo. Eres mi mejor amigo, lo sabes... Siempre lo serás. Por mucho que te haya dicho, por mucho daño que me hayas hecho, no dejaré de quererte. Me gustaría que nada de lo que pasó hubiera pasado. Que no hubieras hecho nunca lo que hiciste. Que siguieras siendo tal y como eras conmigo... El mejor. Sencillamente mi mejor amigo. Te quiero, ahora y siempre, aunque ya no vayas a oírlo más. Porque me has olvidado, porque yo te obligué, no te perdoné, no quise verte, ni hablarte, ni oírte. Quería que desaparecieras y ahora en cambio me duele la distancia. No, no te olvidaré, porque no recuerdo mi infancia sin ti.

Te quiero.

lunes, 29 de marzo de 2010

Elixir.

¿Sabes? Sentir tu piel era la mejor caricia que podía haber sentido hace días. Días en los que me parecías irreal, único y embriagador. Embriagador, al igual que tu aroma, tu sentir y tu voz borbotando en risa. Carecía de importancia todo aquello que me rodeaba, todo aquello que no tuviera que ver con tu persona. Aquello que no conocía la verdad de tus ojos, como tampoco el elixir que escondían tus labios... Dulces y mortecinos. Mi vida se basaba en sentirte, en respirarte, en escucharte, en emborracharme de cada parte de tí hasta que mi cuerpo no lo soportara más. Nunca supe qué se sentía al estar enamorado, y tampoco sé si lo que me hacías sentir era algo parecido a eso. Ni siquiera estoy segura de no haber estado obsesionada con tu calor, porque de hecho, era más que realidad. Sentirte ha sido el elixir de mi agonía.

martes, 23 de marzo de 2010

#2

Y hoy, por primera vez en mucho tiempo, me he sentido bien. O, al menos, algo mejor. La vida me ha parecido menos imperfecta y he conseguido sonreír. Pero, de nuevo, ha aparecido ese sentimiento de añoranza y tristeza que se me instala en el pecho, y todo ha vuelto a ser como siempre. A pesar de que todo me sale bien, a pesar de que no encuentro motivos para sentirme mal, no me siento como si todo fuera bien. que algo no va bien. No veo las cosas claras, no veo un por qué de la vida que me rodea y ya nada consigue hacer que ese sentimiento se desvanezca. No tengo ni idea de por qué estoy así y eso me mata, me agota. Necesito algo a lo que aferrarme y lo único que encuentro son más dudas de las que ya tenía... ¿Qué pasará conmigo al pasar los años? No temo al destino, pero tampoco estoy segura de querer saber qué me depara. El anhelo de las horas perdidas me conmueve y vuelvo al oscuro vacío de los remordimientos que rondan mi cabeza. Ya nada será igual, ¿verdad? lo sabes mejor que nadie, sabes qué es todo esto, sabes que te necesito. Eres el que provoca mi pesar, el que hace que salgan lágrimas de mis ojos sin razón aparente. , el causante de todos mis males. , sólo tú y el oscuro recuerdo de nuestros abrazos.

lunes, 22 de marzo de 2010

#1

Cuántas veces me he visto metida en este sentimiento y cuán extraño se me hace aún. No saber cuál es tu lugar, dónde encajar, quién ser. Te sientes sola, desplazada. Una vez lo dejas todo atrás, a un lado, llegas a donde querías. Sales, corres, gritas, sientes el viento a tu alrededor riendo de felicidad... Te aíslas completamente de todo aquello que te hace daño y sencillamente te dejas guiar.

"I found myself in wonderland"

lunes, 8 de marzo de 2010

Sencillamente no puedo más.

Cierto, todo es drama. Todo lo que pasa por mi cabeza ahora mismo eres tú, son tus risas, son tus abrazos y son tus maravillosos momentos. Intento convencerme de que realmente ya no te necesito, pero de nada sirve. No consigo olvidarte ni siquiera durante dos días, durante dos horas, o dos minutos. Estás presente en cada rincón de mi mente, en cada parte de mi cuerpo, en cada fibra de mi ser. Te has apoderado completamente de mis sentidos y no sé si podré recuperarme. Y sé que todo esto no es más que otro de mis estúpidos momentos echándote de menos, pero no me importa ya, no me importa que digas que no sientes nada. Tendré siempre presente aquellas palabras que quedaron grabadas permanentemente a fuego. Entenderé que no quieras sentir lo que en realidad sientes por no dañar a otras personas, pero no conseguirás engañarme a mí. No servirá de nada que me pidas que me aleje, cuando realmente no es eso lo que quieres. Y tampoco intentes mentirme diciendo que nunca sentiste nada. Recuerdo aún los momentos a solas y las largas horas hablando por teléfono, como las facturas, por cierto. Tal vez no sientas nada ahora, pero no intentes cubrir un pasado que fue el futuro de todo lo que sentiste y, mucho menos pretendas que sea tu amiga después de lo que pasamos. Tú mismo dijiste una vez que olvidarme sería completamente imposible, tal y como olvidar que después de hoy viene mañana, como olvidarte de beber, o incluso de respirar. No, no puedes olvidarlo y por supuesto, no te creo.
Miénteme una vez más, sólo una más. Volverás a darte cuenta de lo que sientes. No intentes evitar algo que está ahí permanentemente, o dolerá más. Y, ¿sabes por qué razón lo sé?... Porque he pasado por todo esto y sigo sufriendo por ello. Ya no sirve de nada convencerme de que olvidarte será fácil, porque ahora estoy segura de que nunca lo ha sido.

domingo, 7 de marzo de 2010

Real?

Ya no sé ni dónde me encuentro. Las preguntas tropiezan unas con otras en mi cabeza y lo único que siento es dolor. Ni siquiera sé el por qué. No se por qué me encuentro tan sola, no se por qué todo se hace tan real ahora... no quiero pensar en la realidad. No puedo imaginar un mundo adulto, en el que no hay juegos de patio, en el que todo es tan duro que a veces no puede aguantarse. No quiero sentirme mayor, no quiero sentirme adulta. Daría cientos de cosas por permanecer en este estado, por mucho que duela. Necesito confiar en alguien, necesito tener algo a lo que aferrarme. Porque quiera o no... siento esa absurda y molesta soledad día a día. Las falsas sonrisas se me agotan y las lágrimas ya no salen. ¡Quiero dejar de sentirme así de una maldita vez! Quiero dejar de sentir cómo se me entorpece el pulso y la respiración se hace tan profunda que me ahoga. No entiendo este estúpido sentimiento de dolor que se apodera de mi a cada instante que me encuentro sola, a cada momento que mencionan los problemas, en los días de lluvia, en las mañanas a solas con mis libros... Nada ayuda, nada. Las personas que han estado ahí no permanecerán ahí por siempre, ahora lo sé. De un modo u otro todo se va, y te quedas completamente solo, quieras o no. Puedes desear una o mil veces tener compañía, pero aunque la haya, no siempre te sentirás acompañado. Ahora lo sé. Ahora sé que nada de esto servirá. Sé que la gente me seguirá fallando, sé que las personas seguirán siendo crueles, que seguirá habiendo miseria en este mundo que muere poco a poco, y sé que moriré con él algún día. Pero todo se acumula ahora ahí, todo sale a la luz, las tardes en solitario se hacen más duras de lo que nunca habían sido y los días soleados ya no me hacen sonreír. No sé cuándo desaparecerá este dolor, quizá no lo haga... Pero para entonces, estaré preparada. No, no quiero hablar de realidad.

sábado, 6 de marzo de 2010

Rabia

Cansada, cansada de que me hagas creer en un mundo juntos, en un mundo mejor. Capaz de hacerme creer que yo era mejor que ella.
Te odio, odio lo que me haces sentir, odio quererte cuando más te alejas, odio pensar en ti incluso cuando no estoy contigo. Y odio convertirme en una de esas personas que buscan gente para compartir sus besos simplemente para olvidar a aquellas personas que nos hacen sentir mal, aquellas personas a las que tanto odio tenía hace tan sólo unas semanas. Pero tú me has convertido en lo que soy ahora, y ni siquiera sé qué estoy haciendo con mi vida. No tengo rumbo alguno. Me he dado cuenta tarde, sí, pero también a tiempo para no cometer el mismo error que aquellas personas y sucumbir a los encantos del primero que se pase por mi vida y llame a mi puerta. No la abriré, al menos no ahora que me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Estoy rompiendo las reglas sin compasión alguna. Yo, la chica dulce, buena e inocente es ahora aquella tía buena que está libre. Mierda. No sé en qué me he convertido. Quizá sea hora de dejar a un lado el amor por ahora y tomarme tiempo para las cosas que realmente importan, para decidir mi futuro, para mejorar mi relación de amistad, para morir triste y sola en mi lúgubre habitación, enchufada día y noche a la adictiva red de comunicaciones, Internet. Si, tal vez todo eso sea lo mejor. Pero tampoco soy tan valiente como para hacerlo.
No me entiendo ni a mí misma. Te deseo muchísimo. Incluso ocupas mis sueños día sí y noche también. Ocupas mi mente a cada segundo del día y me jode como nunca lo había hecho. Ni siquiera he sido capaz de olvidarte, en dos malditos años. Sí. Siempre has utilizado el mismo jueguecito. Primero me quieres, y cuando yo lo hago también, te entra el miedo y entonces dices que no lo sabes. Ya, ¿pues sabes qué? No estaré esperándote eternamente y mucho menos sucumbiré a ti con falsas historias. Provocas mucho en mí, y por mucho que me duela soy demasiado débil para dejarte ir. No quiero que salgas de mi vida.. Sueño con que vivas en ella siempre. Sueño con tus labios, sueño con tus brazos, sueño con tus caricias y tus susurros en mi oído. Sueño con que pase este sufrimiento y vengas a buscarme. Porque finalmente sé que estoy hecha para ti, al igual que lo sabe el mundo entero. Menos tú, claro. No te das cuenta de nada. Crees que esto es un simple juego, pero a ti te encanta, ¿no?. Disfrutas jugando con las personas, disfrutas manejando sus opiniones.. Pero no te das cuenta de que al mismo tiempo manejas sus sentimientos y los llevas al sufrimiento. No, ya no sé quién eres. Ni qué estás haciendo con tu vida, tampoco con la mía. No sé qué pasa por tu cabeza ahora mismo, y pagaría por escucharlo. Pero no tiene precio. Porque eres idiota. Eres un estúpido niñato que juega conmigo. ¿Es que no te das cuenta de lo que haces? Ni siquiera reconoces a tu mejor amigo .Simplemente le dedicas más tiempo a la chica que le ha roto el corazón hace menos de tres días, y no a estar a su lado y apoyarle. No creo que sepas lo que haces. Eres la persona más indecisa que conozco por el momento en la faz de la Tierra. Todo lo que siento es rabia, rabia y ganas inmensas de llamarte y contarte que estoy muriendo sin tus llamadas, que muero por verte otra vez.. Que muero porque vuelvas a decir esa frase, esas dos palabras, esas ocho letras.

martes, 2 de marzo de 2010

Adolescencia dura? Lo sé.

Dicen que nada de esto es fácil. Puede que finalmente sea cierto aquello de que la adolescencia duele. Duele en sentido psicológico, en sentido real. Crees estar enamorada del primer tío que te dice te quiero, tus sentimientos están a flor de piel y sobretodo pasas de problemas con los demás, pero estos acaban apareciendo sí o sí. No era como creías, ¿eh? No todo es felicidad y risas por todas partes. Tu vida se encamina en ese momento. Tu futuro se elije desde el momento en el que entras en la adolescencia. Te marca el destino, y... Si no haces lo correcto todo acaba pasando factura. Todo. Tus padres se han vuelto de repente demasiado protectores y pesados. Te exigen mucho, te prohíben aún más, y lo único que quieres es perderles de vista todo el tiempo posible. ¿Qué se supone que debemos hacer, entonces? No podemos dejar de sentir lo que sentimos, porque se trata de eso. Sólo sentimos. Ni pensamos ni actuamos. Simplemente hacemos lo que queremos, y si no lo conseguimos, o bien lloramos o bien nos esforzamos hasta el punto de acabar agotados y llorar igualmente. Nada de lo que habías pensado, nada de lo que habías estado planeando durante tantos y tantos años de infancia se hace posible... Todos aquellos planes de futuro y todas aquellas cosas tan maravillosas han desaparecido y te has topado con una pared enorme llamada realidad. ¿Acaso crees que pidiéndole un deseo a una estrella podías conseguir una mansión con cuatro perros enormes? ¿Acaso creíste que lo único que debías hacer era portarte bien en clase y comerte todas las verduras en casa? No tenías ni idea. No tenías ni la más mínima idea de lo que se te venía encima, y ahora que lo sabes... Lo único que deseas es que desaparezca de ahí y que aquella estrella ante la que tantos deseos habías pronunciado aparezca de nuevo y lo arregle todo otra vez. Pero la estrella ya no aparecerá. Ya no está ahí, y tampoco volverá a aparecer. Estás solo ante el mundo. No existen los milagros y mucho menos las hadas madrinas que te ayuden con su varita mágica. Nada te sacará de los problemas en los que te hayas metido. Nadie vendrá a ti y secará tus lágrimas con un pedazo de cielo. Te encontrarás sola, en tu habitación, escuchando música hasta que tus padres te echen la bronca, estudiando hasta que te salgan canas del estrés, deseando volver a aquellos días de barcos piratas y princesas de ensueño. Cometerás errores, y después... Después creerás ser la persona más feliz del mundo por haber encontrado al chico perfecto. Bailarás toda la noche en tu habitación pensando en él, en su maravillosa sonrisa y en cómo sus ojos te miraban a cada instante. Te entregarás a él y jurarás que es el amor de tu vida. Pero, como en una horrible historia de miedo todo eso desaparecerá y el chico habrá abandonado tu lado. Te derrumbarás, llorarás, no saldrás de casa. Quilos de chocolate te esperarán ansiosos en la nevera. Nada hará efecto en tu desesperado intento de recuperarte, sólo el tiempo. Y si realmente eres desafortunada, el tiempo tampoco ayudará. ¿Crees que tu mundo se acaba aquí? ¿Crees que todo lo que te ocurre es merecido y que de verdad eres la persona que más está sufriendo en ese momento en toda la faz de la Tierra? Pues entonces calla. Porque te recuperarás y de nuevo volverás a encontrarte con otro obstáculo. ¡Porque la vida se basa en eso! ¡Vivir es superar una estúpida y jodida carrera de obstáculos! Así que callarás y llorarás. En eso se basa la adolescencia. Momentos breves de felicidad, momentos eternos de dolor. ¿Realmente estás preparada para adentrarte en el mundo de la adolescencia? ¿En serio crees que nada de esto te ocurrirá? Entonces suerte, porque será lo único que necesitarás en tu camino hacia el mundo real. Cuando te topes con aquella pared ya nombrada, sí, la realidad, entonces podrás venir y decirme realmente que nada de esto es como te lo explico. Entonces podrás desmentir con tus propias palabras que la adolescencia no es jodida. Suerte.